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Thursday, November 16, 2006

Este es otro de los escritos propios que he empleado en los procesos de capacitación que oriento en mi Universidad. Este plantea un asunto fundamental en el proceso de diseñar un curso para un nuevo entorno o nuevo ambiente de aprendizaje, se trata de la identificación de los conceptos, los procedimientos y las aplicaciones conceptuales.

¿Cómo y para qué identificar los conceptos de un saber?

Los conceptos de acuerdo con la definición que da el Pequeño Diccionario Larousse son: 1. “n. m. (lat. Conceptum) Idea abstracta y general. 2. Pensamiento expresado con palabras. 3. Sentencia, agudeza, dicho ingenioso. 4. Opinión, juicio, crédito: tener un gran concepto de alguien. 5. Aspecto, calidad, titulo: “en concepto de amigo.”

Mientras que el diccionario de La Real Academia de la Lengua nos plantea:

(Del lat. conceptus). 1. adj. ant. conceptuoso. 2. m. Idea que concibe o forma el entendimiento. 3. m. Crédito en que se tiene a alguien o a algo. 4. En concepto de gasto. La desigualdad por todos conceptos resulta excesiva. 5. m. ant. feto.

Formar concepto. 1. fr. Determinar algo en la mente después de examinadas las circunstancias.

Pese a las buenas definiciones, no es mucho lo que nos ayudan a conocer lo que significan, al menos, no nos dan la mano en el proceso que aquí nos proponemos: identificar los conceptos y procedimientos de un saber.

Cuando se nos pregunta la diferencia entre un concepto, una idea, un tema o una teoría, lo que nos sobreviene, además de una respuesta acertada, es un gran problema: tratar de encontrar la posible diferencia, si es que la hay.

En este sentido, quizá lo importante no sea encontrar diferencias, esto desde una visión un tanto más amplia acerca de lo que puede ser el conocimiento en el que las cosas, los entes y los saberes no se dividen en lo blanco y lo negro, es decir, una visión que pretenda dejar de lado una percepción maniquea[1] del conocimiento y tratar, por el contrario, de tener una perspectiva un tanto más compleja[2] que busque la relación y el complemento entre los saberes.

Resulta ser que en esto del conocimiento lo que en un momento puede ser una simple noción, en otro contexto puede llegar a ser un concepto y en otra circunstancia puede ser toda una categoría o temática. Así pues, plantear teoremas o fórmulas mágicas que ayuden a comprender e identificar los conceptos puede ser una falacia o un intento que, sin duda, fallará.

Por ello, lo que aquí presentaremos no pretende ser, de ninguna manera, la última palabra acerca de los conceptos, los procedimientos y las aplicaciones conceptuales; sino más bien una serie de ideas que nos permitan comprender que es aquello de los conceptos de un saber y la relación que tienen con los procedimientos y las aplicaciones conceptuales; asimismo, una vez identificados, observar las incidencias de este ejercicio en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

¿Quién, entonces, puede reconocer los conceptos de un saber? Para no dejar lugar a ninguna duda debe ser clara la respuesta: el docente, en tanto conocedor o experto en un saber.

Para comenzar con nuestro propósito, primero haremos una presentación de lo que entendemos por concepto, procedimiento y aplicación conceptual, luego presentaremos algunas reflexiones en relación con los tres anteriores, la enseñanza y el aprendizaje.

Los conceptos

Concepto: este es quizá el más difícil de identificar, pero una vez se logra tal tarea se obtiene una visión mucho más clara de un saber y, con base en ello, es igualmente fácil encontrar relaciones y, por ello, reconocer la complejidad de los saberes.

Como dice una de las definiciones antes planteadas, el concepto es una “idea expresada en palabras”. Un claro ejemplo de un concepto es el AMOR, ¿Quién puede tocarlo? ¿Verlo? ¿Mirarlo? Es una idea, un sentimiento para ser claros, pero su concepción puede ser tan diferente como diferentes pueden ser las personas hablen de él.

El concepto es eso que se dice de algo que ronda en la mente de quien habla. El concepto es producto de las relaciones interpersonales que tenemos como sujetos sociales, el concepto nace de las observaciones, reflexiones, inferencias y conclusiones que a diario hacemos en nuestra cotidianidad.

Un ejercicio para identificar un concepto puede ser: escribir lo que usted piensa acerca de la libertad. El producto, lo escrito, es el concepto que usted tiene de la libertad. En la enseñanza de un saber, desde el horizonte del aprendizaje significativo, siempre se deberán reconocer las comprensiones que tienen los estudiantes al momento de iniciar un proceso, por tal razón, se sugiere un tipo de evaluación diagnóstica en el que se le pide al estudiante bien sea escribir o hablar acerca del saber que empezará a estudiar, ¿Qué sabe? ¿Qué ha escuchado al respecto? ¿Por qué está interesado en aprender acerca de?

En la expresión de opiniones o pareceres: conceptos previos, los docentes pueden reconocer qué tanto saben de la temática a estudiar y con base en ello establecer un punto de partida para sus prácticas de enseñanza. Los conceptos no son ideas acabadas, terminadas o estáticas, sino más bien “extáticas[3]”, ideas en movimiento que producto de la interacción se enriquecen y fortalecen. Una primera y fundamental idea para la enseñanza significativa es reconocer al estudiante como un sujeto capaz de aprendizaje y no como un recipiente en el que haya que vaciar “conocimientos” o llenar de “sabiduría”.

De la misma manera, en un saber específico como en el que usted enseña a diario hay conceptos; aunque, posiblemente, dentro de su práctica docente sólo le corresponda presentar los procedimientos, pero bueno ese un problema que más adelante discutiremos. Para ser más categóricos en esto de la existencia obligada, aunque a veces soterrada, de los conceptos nos apoyaremos en Joseph Novak (1982:18) quien se refiere a los conceptos en estos términos:

[…] Los conceptos son aquello con lo que pensamos. Cuando no conseguimos entenderlos y organizarlos, nuestro pensamiento permanece bloqueado, con la consiguiente incapacidad tanto de resolver problemas como de generar conceptos nuevos que nos ayuden a hacerlo.

Así pues nuestra forma de pensamiento es absolutamente conceptual y por tanto el conocimiento que enseñamos también lo es, algo así como que el conocimiento creado por el hombre es imagen y semejanza de él, esto es: el conocimiento es puro conceptual. Como decíamos unos párrafos atrás, el hecho de que se diga que el conocimiento es puro conceptual, no se niega la posibilidad a que también esté constituido por procedimientos.

Los procedimientos

La identificación de un procedimiento dentro de un saber es un poco más fácil que la de los conceptos, se trata simplemente de observar que la mayoría de éstos son una secuencia lógica de pasos para lograr un objetivo. Por ejemplo, en las matemáticas abundan los procedimientos, pero por ello no debemos decir que las matemáticas son una ciencia puro procedimental.

Allí está precisamente la relación que existe entre los conceptos y los procedimientos. Cada procedimiento se crea o se realiza con un fin, con un propósito, podría decirse que ese fin, eso a lo que se pretende llegar es el concepto. Por ejemplo, cuando uno hace una suma, realiza un procedimiento, pero ¿sumar qué fin tiene? Una respuesta bastante básica es: adicionar una cantidad a otra, adicionar es entonces el concepto.

Un claro ejemplo de que nuestra forma de pensamiento es el concepto ocurre a diario en clase cuando el estudiante, un poco confundido con una cantidad abrumadora de pasos para resolver un procedimiento matemático, le pregunta al compañero del lado “¿y todo esa carreta para que le sirve a uno como ingeniero aeronáutico?” La respuesta está en el concepto que da origen a la creación del procedimiento, el concepto que en algún momento de la historia de la humanidad fue la explicación que alguien le dio a un problema. Puede decirse entonces que el concepto es una explicación, de muchas posibles, a un problema, mientras que el procedimiento es una solución a ese mismo problema explicado por el concepto.

Recordemos que el hombre no hace otra cosa a diario que tratar de resolver problemas, de hecho, Piaget define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas. Es decir es inteligente quien más problemas puede resolver y quien lo hace más eficientemente.

Así, cuando tenemos la comprensión de un problema se nos facilita la solución del mismo o al menos la manera como podríamos resolverlo; tenemos entonces que en nuestras prácticas de enseñanza debiéramos propender porque los estudiantes construyan las comprensiones que les permitan resolver los problemas, esto implica que más allá de la presentación del o de los procedimientos, el objetivo debe ser que se comprenda el problema, el concepto que da origen a los procedimientos con que el problema se soluciona.

Aparece entonces el concepto de comprensión, ¿a qué se refiere eso? ¿Cómo comprender el concepto de comprensión? Para ello, para aclarar este concepto, nos apoyaremos en un autor que ha investigado y escrito mucho sobre el tema: David Perkins.

Comprender es la habilidad de pensar y actuar con flexibilidad a partir de lo que uno sabe. (1998:70).

En suma, la lógica es esta: la enseñanza, esfuerzo del profesor, y el aprendizaje, actividad del estudiante, deben tener como fin la comprensión. ¿La comprensión de qué? De los conceptos ¿para qué? Para poder tener claro el fin del procedimiento a realizar, es decir la forma, el cómo se resolverá el problema; lo anterior en el campo de las ciencias exactas como las matemáticas, la física, la química entre otras, pero ¿qué hay de las ciencias sociales y humanas? Los humanistas todo el tiempo estamos hablando y no hacemos, o al menos no se nos ve, frecuentemente, aplicando fórmulas o procedimientos, ¿Qué ocurre allí? Hablemos entonces de la tercera categoría, hablemos de las aplicaciones conceptuales.

Las aplicaciones conceptuales

Hagamos uso, de nuevo, de parte de la definición del profesor David Perkins acerca del concepto de comprensión: “Comprender es la habilidad de pensar y actuar con flexibilidad a partir de lo que uno sabe.” Sí, es probable que los humanistas o los estudiosos de las ciencias sociales no hagamos mucho uso de los procedimientos, pero igual a los profesionales de las ciencias exactas todo el tiempo están resolviendo problemas, para lo cual se apoyan en los conceptos que saben. Esa es la razón por la cual en las ciencias sociales es posible que haya más de una forma de resolver o entender un mismo problema; recuerden, acerca del concepto de amor todos podemos tener concepciones diferentes, lo mismo ocurre con temas de estudio tan importantes para los humanistas como: sociedad, estado, paz o libertad.

La aplicación conceptual, alude a la forma como alguien utiliza una serie relacionada de conceptos (categoría conceptual o teoría) para resolver un problema; en términos de Perkins “(...) actuar con flexibilidad a partir de lo que uno sabe”. Un caso típico de una aplicación conceptual es cuando un profesor, por ejemplo de Español y Literatura, tiene varios problemas previos a su clase, ellos son: requiere enseñar algunas teorías para el análisis literario a sus estudiantes y resulta que por problemas técnicos ya no puede contar con el recurso tecnológico (computador) que pensaba utilizar para la presentación de los contenidos, además una terrible laringitis le ha quitado parcialmente la voz y no es recomendable para su salud que se esfuerce demasiado.

El profesor necesita darle solución al inconveniente lo más pronto posible, para lo cual decide dibujar sobre hojas de papel las estructuras, mapas y esquemas que iba a proyectar electrónicamente; los reparte a sus estudiantes durante la clase con el fin de que ellos lo discutan en pequeños grupos y traten de aplicar los contenidos dados en los mapas a unos cuentos cortos que previamente habían sido asignados. Los grupos fueron conformados de tal manera que en cada uno de ellos hubiera un estudiante líder aventajado en la temática, con el fin de que éste le ayude a sus compañeros a comprender, por medio de ejemplos, explicaciones y en sus conversaciones, la temática a estudiar.

El caso anterior es una breve descripción de una aplicación conceptual de un concepto: zona de desarrollo próximo[4]. El profesor soluciona un problema presentado en clase a través de la aplicación de un concepto. Para lo anterior se requieren: comprender los conceptos o teorías a aplicar, tener en la cuenta el contexto donde se aplicarán los conceptos y sacar provecho de ello y preparar el material necesario para el desarrollo de la actividad.

Las aplicaciones conceptuales se desenvuelven más en el orden de las ideas, tal y como sucede con los conceptos; pero son una adaptación de éstos a las circunstancias de tiempo y lugar, es decir, al contexto en el que el problema se presenta. Por eso la enseñanza basada en problemas (ABP ó Problem Based Learning: PBL), y el trabajo colaborativo son estrategias didácticas que promueven la aplicación conceptual.

Cuando en nuestros cursos tenemos presente la lógica planteada en este mapa conceptual estamos enseñando en la vía de la comprensión, por ello es tan importante que previo a la planeación de un curso se tenga claridad de varios asuntos:

Identificación de los conceptos fundamentales y su nivel de inclusión.

Identificación de los procedimientos o aplicaciones conceptuales que permitan la puesta en ejecución de los conceptos previamente identificados

Diseño de las actividades de aprendizaje que permitirán la interiorización tanto de los conceptos como de las aplicaciones conceptuales y procedimientos.

Diseño de las instrucciones que acompañarán e indicarán como realizar las actividades de aprendizaje.

Todo lo dicho anteriormente tiene como idea fundamental el reconocimiento de los conceptos, aplicaciones conceptuales y procedimientos de un saber, ya que éstos son nuestros principales instrumentos para el aprendizaje; por ello, enseñar y promover la construcción de aprendizajes sobre la base de la comprensión de los conceptos es generar la posibilidad de que los estudiantes aprendan a aprender y no requieran, en todo momento, de un profesor que les enseñe, sino que a partir de lo que ellos ya saben puedan seguir, autónomamente, en su construcción de nuevo conocimiento.


[1] Maniqueísmo: 2. Visión de de la realidad reducida a dos principios opuestos, especialmente el bien y el mal

[2] Complejo, a: adj. (lat. Complexum) Dícese de lo que se compone de elementos diversos: un problema complejo.

[3] Extático, a adj. Relativo al éxtasis.

Éxtasis n.m. (gr. Éxtasis, desviación). Estado de una persona que se encuentra como transportada fuera del mundo sensible por la intensidad de un sentimiento místico. 2. viva admiración, placer extremo causado por una persona o cosa.

[4] “La zona de desarrollo próximo es la distancia entre el nivel actual de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz.” (Vygotski, 1998:133).

Bibliografía

  • Novak, Joseph D. (1982) Teoría y práctica de la Educación. Madrid: Alianza Universidad.
  • Perkins, D.(1998) “¿Qué es la comprensión?”. En: Stone, W. La enseñanza para la comprensión. Buenos Aires: Paidós, 1999.
  • Diccionario El Pequeño Larousse (1997). Mexico D.F.: ediciones Larousse.
  • (2004). Diccionarios de la Real Academia de la lengua. Consultado en noviembre, 03, 2004 en http://www.rae.es/Rae/Noticias.nsf/portada?ReadForm.
  • Vygotski, Lev S. Obras escogidas III Problemas de l desarrollo de la psique. Aprendizaje visor. 2000. Madrid. 382 p.
  • Newman, D. Griffin, P. Cole, M. (1991). La zona de construcción del conocimiento. Mexico D.F.: Morata.
  • Vygotski, L.S. (1995). Obras escogidas. Problemas del desarrollo de la psique III. Madrid: Aprendizaje visor.


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